Tras la salida de Rafa Benítez de aquella manera, como siempre ocurre cuando un entrenador es ratificado, lo más sencillo es que sea cesado. Y la manera fue la de la "cama" que le han hecho los peces gordos del vestuario. Ya la llegada del madrileño vino torcida viendo las despedidas que le rindieron los jugadores a Ancelotti y la cara que le pusieron a Rafa el primer día en la primera charla.
Estaban tan cómodos con el entrenador italiano porque sabían que independientemente del resultado en cada partido, los palos iban dirigidos a Carletto. Pero les salió mal la jugada cuando desde la cúpula directivo decidieron prescindir de él. Por tanto, da igual el responsable técnico que viniera, el siguiente en coger el banquillo ya llegaba cruzado.
Y llega Zidane, lo que querían los jugadores, la cara es el espejo del alma en su regreso a las luces. A partir de ahora, será más fácil que el equipo gane puesto que los integrantes de la plantilla ya no tienen el colchón del míster para los fracasos, todas las miradas están apuntándoles. Para terminar, solo queda reseñar los ridículos espantosos en los despachos con los casos de la Copa y de la sanción FIFA.
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